La vitamina D cumple un papel esencial en el organismo tanto de mayores como de pequeños, siendo necesaria para la absorción de calcio y fósforo y la prevención del raquitismo y la osteomalacia.
Pertenece al grupo de las vitaminas liposolubles, lo que significa que necesita de las grasas para su transporte, y se forma a partir de dos provitaminas: la provitamina D3, de origen animal, y la provitamina D2, de origen vegetal.
Una falta de vitamina D en el organismo provoca una disminución en la absorción de calcio por el intestino y activa a la glándula paratiroides, la cual produce una mayor cantidad de hormona paratiroides. Esta hormona actúa sobre el hueso liberando sales de calcio y fósforo del mismo. También actúa sobre el riñón estimulando la pérdida de fósforo a través de la orina.
El organismo las necesita en pequeñas dosis y las recomendaciones son bajas. Se aportan en miligramos o microgramos. Si se lleva una dieta variada y equilibrada, y no existen problemas que impidan la correcta absorción de los nutrientes, se pueden alcanzar las recomendaciones establecidas y es raro que se produzcan carencias. Pero no hay que excederse, especialmente al añadir a la dieta suplementos de vitaminas. Sin una correcta supervisión médica, o si no es necesario tomarlas, se podría producir una hipervitaminosis con efectos tóxicos para el organismo
Aceites de pescado, salmón, arenque y mantequilla. También se puede sintetizar en la piel por la acción de los rayos del sol.
Si el médico lo indica, sí. Sin embargo, no es aconsejable hacerlo de forma sistemática y como sustitutivo de una dieta equilibrada.